En la edición de septiembre de la revista Visiones explicamos como la humanidad se dio cuenta de que toda la población animal había desaparecido por completo. Además, analizamos el futuro de la humanidad teniendo en cuenta esta catástrofe.
Fuente: elaboración propia. Por: María Juliana Muñoz Gutiérrez
La noticia de la desaparición total de la fauna en el mundo no debería tomarnos por sorpresa. El ecosistema del planeta entero está compuesto por seres que son absolutamente interdependientes entre ellos, todas las especies dependen una de la otra para su existencia y supervivencia. Sin duda, la especie que más amenaza el equilibro ecológico es el ser humano. Esta especie sobre explota los recursos naturales, caza de manera exagerada y ha deteriorado el medio ambiente al punto de haber puesto en riesgo animales como ballenas, jirafas, elefantes, osos polares, pingüinos, tortugas marinas y los corales. Todas las especies mencionadas jugaban un papel vital en el mantenimiento de nuestro ecosistema. Y todas desaparecieron. La extinción de estas especies genero una reacción en cadena, otras especies fueron puestas en riesgo de extinción y frente a nuestros ojos, pero a la vez sin darnos cuenta, una por una fue dejando el mundo. Finalmente no quedo nada, ni un solo ser vivo perteneciente al reino animal.
¿Qué pasaría con el equilibrio ecológico de todo el planeta?
El planeta entero depende de la interdependencia de todos los seres que habitan en él. Cada uno de estos seres, así no lo parezca, cumple con una función específica dentro del delicado ecosistema planetario. Esto quiere decir, que con la desaparición de una sola especie, se produce un desequilibro que repercute en todas las demás, así sea mínimamente. Si desaparece toda la población animal, el equilibrio del planeta simplemente dejaría de existir, no habrían agentes capaces de cumplir con las funciones que cada una de estas especies cumplían y, prontamente reinaría el caos.
La flora depende totalmente de la fauna, por lo que, los diferentes biomas (selvas, bosques, desiertos, praderas, arrecifes, tundras...) dejarían de existir como los conocemos. El equilibrio entre estos dos, flora y fauna, es tan interdependiente, que la desaparición de uno resulta en la desaparición del otro. Ahora, si estos desaparecen, el equilibrio del ecosistema no solo se vuelve inexistente, sino que todo el ecosistema termina por desaparecer. Sin duda alguna, el ser humano, tan dependiente como cualquier otra especie, resultaría desapareciendo también al no tener alimento, aire que respirar, cultivos, tierra fértil, agua dulce, entre otros.
Por: María Juliana Muñoz
Por: María Juliana Muñoz
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