jueves, 19 de septiembre de 2019

Noticia de último minuto: Presidente surcoreano, Moon Jae-In, confirma reunificación de Corea


Escenario Improbable por Ana Sofía Betancourt Zuluaga

De izquierda a derecha: Presidente surcoreano Moon Jae-In y Líder Supremo Kim Jong-Un, celebrando el aniversario de la Cumbre de Pyongyang con esta noticia.

Desde la elección del Presidente surcoreano Moon Jae-in, las relaciones bilaterales entre ambas Coreas han  mejorado drásticamente. En primer lugar, al ser partidario de la Política del Sol, se ha aumentado el contacto y el diálogo con el país vecino, así como reparado los daños que sus antecesores dejaron tras el periodo de Kim Dae-jung, con la reducción de sanciones y amenazas. Por otra parte, se han llevado a cabo tres cumbres en menos de un año: abril, mayo y septiembre de 2018. En estas, se lograron avances impresionantes. No solo fue la primera vez que el Máximo Dirigente de Corea del Norte entraba en territorio de Corea del Sur desde la Guerra de Corea, sino que también se llegaron a temas de interés político. De hecho, se acordó la desnuclearización de la península, el cierre de las instalaciones de pruebas de misiles, la creación de enlaces ferroviarios y viales entre ambos países, retirar 11 puestos de guardia en la zona desmilitarizada y la presentación de una sola delegación para los siguientes campeonatos deportivos.  Con ello, se pretendía cesar los actos hostiles y traer la paz a la península. Así, ha surgido el escenario perfecto para que la reunificación de Corea se convierta en una realidad.

Preguntas:
  1. ¿Qué pasaría con la política de la Corea unificada, tomaría el modelo de Vietnam, el de Alemania o surgiría uno nuevo? ¿Cómo influiría en el resto de países?
  2. ¿Qué pasaría con las diferencias económicas entre ambas naciones? ¿Cómo se compensarían las diferencias en cuanto a paridad de poder adquisitivo, sector económico, sanciones, y demás factores?
  3. ¿Qué pasaría con la población de cada país, cómo se adaptaría a este confrontamiento cultural?
  4. ¿Qué pasaría con los sectores que no apoyan la reunificación (como pueden ser partidos políticos y naciones)?
  5. ¿Qué pasaría con su poder e influencia a nivel internacional? ¿Cómo se posicionaría en el globo: con el carácter de una potencia o con las dificultades de un país en vía de desarrollo/subdesarrollo?
  6. ¿Qué pasaría con las relaciones internacionales que se tenían hasta ese momento, los tratados, convenios y demás acuerdos ratificados por las partes? 
¿Qué pasaría con las diferencias económicas entre ambas naciones? ¿Cómo se compensarían las diferencias en cuanto a paridad de poder adquisitivo, sector económico, sanciones, y demás factores?

Desde la separación de la península coreana en 1948, ambos países tomaron modelos económicos completamente distintos. Corea del Norte, simpatizante con la URSS, implementó el modelo comunista tras su formación el 9 de septiembre de 1948. Por el contrario, Corea del Sur recibió el apoyo de Estados Unidos y la ONU, tomando así el capitalismo como su sistema económico desde su comienzo el 15 de agosto de 1948. Aunque al inicio el país del norte era más rico e industrializado y su vecino del sur funcionaba solo como proveedor de comida, los roles mutaron. En la actualidad, Corea del Sur es la onceava potencia económica, en términos de PIB, mientras que Corea del Norte se encuentra -según los escasos datos que posee la CIA- en el puesto 96. Asimismo, la relación entre la paridad del poder adquisitivo entre ambas naciones se encuentra en una relación de 20 a 1.

Las diferencias en materia económica radican en varios factores. Dejando a un lado el modelo económico, es fácil reconocer que ambos países desarrollaron distintos sectores. Corea del Sur presenta un sector de industria de alta tecnología muy fuerte, así como estables industrias textiles, siderúrgicas, navales, automovilísticas y químicas. De igual forma, el sector de servicios y el turismo aportan considerablemente. Por estos sectores y sus aportes a la economía nacional es posible decir que Corea del Sur es un país desarrollado y de alto crecimiento. Por otra parte, Corea del Norte desarrolló su economía fundamentalmente en tres sectores: la industria pesada, la agricultura y la industria ligera, ya que estas, se creía, le permitían ser una economía planificada y sostenible.  En este punto, no hay nada en común entre ambas naciones.

Ahora bien, otra diferencia fundamental es la inversión extranjera. Tras la guerra, ambas naciones recibieron apoyos distintos: el Norte tenía asistencia por parte de la URSS y China, lo que permitió su rápido crecimiento en sus comienzos, y el Sur recibía apoyo de Estados Unidos, Japón y, en general, las Naciones Unidas. Con el cese de ayuda por parte de la URSS y su posterior división, Corea del Norte se ha visto envuelta en una crisis económica. Su política económica de autarquía no da espacio para equilibrar estas fallas o falencias en los ingresos, contrario a Corea del Sur donde esta inversión y las ventajas fiscales que traen han dado paso a creación de multinacionales de renombre, como Samsung o Hyundai. La crisis se agrava por las sanciones económicas impuestas a nivel internacional, por cuestiones como los programas de misiles. 

En este orden de ideas, la reunificación coreana da como resultado pocos escenarios:

Al tener grandes diferencias, su caída económica podría ser peor que del caso alemán, ya que la moneda surcoreana se devaluaría y los salarios se reducirían, quedando en una posición inferior en la escala global, sobre todo si se asimila a Corea del Sur en el sistema norcoreano, pues la producción se estancaría y muchas de las actuales industrias tenderían a desaparecer para darle mayor prioridad a la agricultura y a la industria pesada. Por otra parte, si se tomara el sistema actual del Sur, podría compensar las falencias de la economía norcoreana con inversión extranjera, desarrollo de distintos sectores en esa zona del país, incentivos económicos y, a partir de allí, convertirse en una potencia económica en industrias como la tecnológica o la naval. Otra opción sería que se compensaran los daños económicos mas no quedara en una ventaja económica o una posición que le favorezca, es decir, con un PIB que lo encasille en un país en desarrollo, con posibles caídas económicas pero espacio para mejorar y crecer, sin tener mucha certeza del futuro. Lo que es certero es que, de asimilar el sistema norcoreano, las posibilidades de lograr mantener la economía, los salarios, el crecimiento, serían mínimas; en caso de asimilar el otro modelo, el surcoreano, habrían más alternativas nacionales e internacionales que permitirían asimilar los problemas, claro está, reconociendo las dificultades que traería consigo. 







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